PH
Pacuare:
el
dictado del gobierno contra
la
defensa de la vida
Dr.
Osvaldo Durán Castro. Sociólogo y educador.
Asociación proyectos
alternativos para el desarrollo social, PROAL.
osvaldodc@gmail.com
- El 28 de agosto
del 2005, 8.156 personas de Turrialba votaron “NO” a las represas en el
río Pacuare. Esa contundente
oposición (97% de los votos) marcó un hito en defensa de
la vida, la democracia efectiva y la soberanía comunitaria.
- Asumiendo el resultado, el 25 abril del 2006 la Municipalidad
de Turrialba acordó “…acatar lo dispuesto por los electores…y se
ordena a la administración municipal no otorgar permisos de
construcción…para platas hidroeléctricas en el Río
Pacuare, según se establece en el Reglamento sobre consultas
populares…”.
- La resistencia al PHPacuare incluso fue reconocida en el ICE
por un miembro del Consejo Directivo –CD- tras una visita a la zona:
“…la oposición a la realización de proyecto Pacuare era
una cosa real” dijo Elías Lizano (CD, Sesión 5689,
06-09-2005).
Los irreparables impactos negativos sociales y
ecológicos de posibles proyectos hidroeléctricos –PHs-
han sido ampliamente
demostrados por las organizaciones sociales locales y nacionales,
algunas de
las cuales hemos trabajado desde hace casi una década en la
defensa del
Pacuare. En consecuencia con esas
demostraciones, y con la prueba fehaciente de violaciones a las leyes
ambientales del país –por ejemplo trochas y talas en las
áreas de bosque y de protección
del río-, el 8 marzo del 2005 la Secretaría
técnica nacional del ambiente,
SETENA, archivó el expediente del PH Pacuare “por vicios de nulidad”. Ante
ese
dictamen, pero sobre todo por la presión sustentada de las
comunidades, el Consejo
Directivo del ICE, en la Sesión 5681 del 19 de julio del 2005,
decidió
sustituir el PH Pacuare por el polémico PH Balsa Superior, que
sería
desarrollado junto con la CNFL.
Sin embargo,
desoyendo la voluntad de las comunidades y los argumentos
técnicos que demuestran la inviabilidad social y
ecológica del PHPacuare, el 9
de febrero del 2008 el gobierno emitió el dictado de construirlo
-158 MW-, como
parte del plan nacional de expansión eléctrica y “para
evitar nuevos apagones”. De
seguro el principio de sabiduría popular “sólo los
ríos no se
devuelven” no aplica ni al ICE ni al gobierno de los Arias.
Esta sentencia reabre un
capítulo de amplísimas repercusiones en la vida nacional
y no se trata de un
hecho aislado. Desde el ejercicio de la
democracia real con participación ciudadana efectiva, se trata
de una afrenta a
la voluntad expresa del pueblo de Turrialba. Desde
la perspectiva energética, el gobierno quiere
dar un paso más en
el proceso de mercantilizar todos los ríos –el agua y la
naturaleza- y de
evadir el debate sobre cuál es el modelo energético que
debería seguir Costa
Rica. A falta de atender estos temas
–entre otros- relacionados con lo energético y con la
hidroelectricidad, se
sigue confundiendo desarrollo energético con desarrollismo para
el consumo
ilimitado, y se siguen imponiendo los proyectos –como las
hidroeléctricas- a
las comunidades. El debate sobre el PH
Pacuare nos permite que, desde una visión integral de desarrollo
sustentable,
recuperemos la urgencia de debatir y acordar –esa es nuestra propuesta-
sobre
modelo energético incluida la hidroelectricidad, y derechos,
responsabilidad y
democracia participativa.
La “sustitución”
del PHPacuare fue una falacia temporal.
Recién
tomado el acuerdo de “sustituir” el PHPacuare, en esta misma revista
indicamos
que “La decisión del
ICE es inteligente y comprometida con la necesidad de salvaguardar
–como hemos
insistido- algunas cuencas
hidrográficas, lo cual se puede lograr con una adecuada
planificación
energética nacional, que supere el desarrollismo
hidroeléctrico, y sobre todo,
que asegure que el crecimiento de la oferta energética responda
a las
necesidades del pueblo de Costa Rica, y no a las de los negocios de
exportación
de energía y al lucro privado de grupos nacionales y empresas
transnacionales. Si
bien esta decisión del Ice es un avance notable,
quedan muchas tareas pendientes y lo más claro es
que la lucha
por salvar al Pacuare no pierde vigencia”.
Aunque el
PHPacuare fue temporalmente descartado a partir del acuerdo del ICE, el
interés
por construirlo nunca despareció. La
mayoría del Consejo Directivo siguió insistiendo en el
proyecto con
lamentaciones y sobre todo con la descalificación de las
comunidades y las
organizaciones sociales.
Una de las
muestras de la insistencia dentro del ICE sobre el PHPacuare,
fue la
posición de Carlos Obregón, Subgerente de energía,
en setiembre del 2005,
apenas unas semanas después del plebiscito: “Eso (la
oposición) nos descartó
por el momento el proyecto Pacuare, sigo insistiendo que el
proyecto Pacuare
hay que hacerlo y el país lo debe hacer y hay mecanismos para
llevarlo a cabo.
Por otro lado no creo que el proyecto Balsa sea sustituto del proyecto
Pacuare,
se suma al proyecto Pacuare y se suma al otro conjunto de proyectos”
(Carlos Obregón.
CD, Sesión 5689, 06-09-2005). El
fervor
desarrollista se ilustra adecuadamente con la opinión de otro
directivo del
ICE: “soy un poco más de la tesis desarrollista que en un
momento dado se dio
en los años 60 o 70 en el ICE, pero las condiciones del
país han variado, ahora
hay que tomar el ambiente social, el ambiente ambiental; o sea, hay una
de
factores de orden en el entorno para desarrollar un proyecto y desgraciadamente
en el Pacuare tuvimos esa situación” (Carlos Castro. Idem). En muchas
sesiones del Consejo directivo quien
defendió la tesis del la
sustitución real del PHPacuare por Balsa, fue Pablo Cob,
entonces Presidente
Ejecutivo, pero tuvo una férrea oposición de otros
directivos, como Mayid
Halabí, quien además de argumentar en muchas sesiones
subsiguientes contra el
PHBalsa, expresó: “el que diga que va aquí –el PHBalsa-
en sustitución del
Pacuare, no quiere decir que estamos renunciando de por vida a no
hacer el
proyecto Pacuare” (CD. Sesión 5681, 19-07-2005). La discusión sobre el PHBalsa
siguió por años, hasta que, el 7 de
febrero de 2008, el ICE acordó “que se archive el proyecto hasta
nueva
disposición, si es que la hubiese a futuro” (CD, ICE,
Sesión 5820,
07-02-2008). Apenas 2 días
después de
que el ICE descartara el PHBalsa, el Gobierno central no hace
más que relanzar
públicamente el PHPacuare nunca desestimado, respondiendo a la
visión
desarrollista y de crecimiento eléctrico ilimitado originado en
décadas
anteriores, cuando prácticamente las comunidades y otros actores
sociales ni se
tomaban en consideración ni se pronunciaban, o si lo
hacían no tenían la
contundencia necesaria para hacerse escuchar.
“…no podemos echarnos atrás con
resistencias que
son muy oportunistas”.
Sin duda
una de las opiniones más esclarecedoras de la orientación
tecnicista y que
refleja la carencia de vocación
para el
diálogo con las comunidades, es la que expuso el
actual Presidente Ejecutivo del ICE en una sesión
del Consejo
Directivo con los representantes de las cámaras empresariales
del país, en la
que dialogaron sobre la crisis energética y la necesidad de
renovar los
contratos a los generadores privados, entre otros temas.
Dijo el Presidente Ejecutivo: “…tenemos como tres sitios focalizados en el
país para generar, por
ejemplo el
Pacuare aunque
resulte una tensión con los ambientalistas o las comunidades,
tenemos que
contratar sociólogos de relación masiva o lo que sea, no
podemos echarnos atrás
con resistencias que son muy oportunistas, tenemos Diquís que es el Boruca de hoy en
día, más fácil talvez que el Boruca verdadero
porque lo que hay que inundar
parece que tiene aparentemente menos resistencia de lo que tenía
Boruca, menos
gente, hay menos actividad agrícola, eso redujo el proyecto a
631 megavatios,
antes era de 1000, y eso es una
inversión muy fuerte, se tiene el consenso bancario que es de
1.4 billones de dólares…,…Es un proyecto
a diez años plazo porque es muy grande y necesitamos de Pacuare,
de Reventazón,
necesitamos entrar en una zona donde no estamos presentes que es
Talamanca. Aunque haya resistencia en las aldeas tenemos
que
tener la astucia y el profesionalismo de convencerlos de que lo mejor
que les
puede pasar es que nosotros sigamos con proyectos grandes” (Pedro
Pablo Quirós. Presidente Ejecutivo
del ICE. CD, Sesión
5796, 07-06-2007).
Sin discutir –por ahora- cada una de las
aseveraciones de los integrantes del Consejo directivo del ICE, lo que
urge
reconocer es que los PHs siguen siendo una imposición, y que,
contrario a la
línea del ICE, lo que requerimos son espacios de diálogo
sobre el modelo
energético nacional y en particular sobre la hidroelectricidad,
lo que nos
obliga a debatir sobre el futuro del agua y de las reservas de
biodiversidad en
cada cuenca hidrográfica de Costa Rica.
Sustituir
el PHPacuare no fue una decisión únicamente
técnica. Fue un reconocimiento
político de la
organización, resistencia y respuesta social y de respeto a los
argumentos
ecológicos y sociales de las comunidades. En ese momento
interpretamos que el ICE daba
un aviso para superar los tradicionales mecanismos de ocultamiento de
información, despliegues masivos de funcionario-as en las
comunidades para
convencer a las personas y organizaciones de las bondades de los PHs,
conminaciones a la firma de permisos de trabajo en fincas privadas,
contratos
de venta de tierra, ofrecimiento masivo de empleo, regalo de
infraestructura,
etc, también aplicados en la cuenca del Pacuare.
Si los
embalses del ICE no operan y no se
utilizan eficientemente, se crean las condiciones para asegurar la
compra de
electricidad a los generadores privados amparados en las leyes 7.200 y
7.508 y la renovación
de contratos que expiran de aquí al 2023. Valga
recordar que hay un pronunciamiento
de la Procuraduría General de la
República que explica claramente sobre la inconveniencia de esos
contratos, incluido uno del Ingenio Taboga amparado en la Ley 7.200 que vence el 17 de junio del 2008 (esta misma empresa
tiene otro contrato
vigente entre el 24 de setiembre de 1996 y el 23 de setiembre de 2016). Los estragos
de este negocio también se le han
ocultado al pueblo de Costa Rica, y seguimos a la espera de que se
realicen los
juicios contra la generación privada.
Otro elemento del
contexto más amplio –y por abordar en otro momento- es
el aceleramiento de los proyectos del Plan Puebla Panamá –PPP. Recientemente en su encuentro de Miami, los
representantes del plan acordaron una serie de acciones para asegurar
financiamiento. Uno de los proyectos de
punta es casualmente el sistema de red eléctrico centroamericano
(originalmente
1.830 km de líneas), que tras la fusión del PPP con el
Plan Colombia aumentará
considerablemente, orientándose a la conversión
de toda Mesoamérica en un corredor unificado de inversiones
transnacionalizadas. En España el
paroxismo hidro-mercantil llevó
a sus impulsores a sentenciar que los ríos están “tan
desperdiciados que hasta
llegan al mar”. Y es casualmente de
España la empresa Endesa, socia de los gobiernos
centroamericanos encargada de administrar el sistema de
integración eléctrico. El
Banco
mundial, uno de los financiadores prominentes de represas en todo el
planeta,
también opinaba igual: “Es difícil concebir un escenario
en el que la India
pueda darse el lujo de que las aguas de un río tan importante
como el Narmada
se desperdicien en el mar”. Pero el
frenesí mercantilista con los ríos es mucho más
antiguo. En 1908 Winston Churchill
soñaba el
desarrollo diciendo “…y el propio Nilo se extinguirá
gloriosamente sin jamás
llegar al mar”, y en 1929 Stalin prácticamente lo copiaba: “el
agua que llega
al mar se desperdicia” (McCully, Patrick. 2001. Ríos
silenciados. Ed. Proteger.
Arg. 21, 284)-. Esa mala suerte de
morir sin llegar al mar ya la tiene el Río Colorado, por
ejemplo, y otros como el
Tárcoles, sólo “aportan” contaminantes de todo tipo en su
propia cuenca y a los
ecosistemas marino-costeros.
La
expansión eléctrica ilimitada y las grandes
represas se siguen construyendo no a favor de los pueblos sino de los
negocios. Si bien la exportación de
electricidad podría ser un buen negocio, la sociedad
costarricense no debería
avalarla sin haber acordado una seria y eficiente planificación
energética e
hidroeléctrica, y un sistema público de controles
políticos y financieros que
asegure beneficios para el pueblo en general, y no un fabuloso negocio
para algunos
inversionistas locales o foráneos. Comprendemos que al ICE
se le impuso el mandato de asegurar el abastecimiento de energía
que demanda la
atracción de inversión externa directa, y que se le
está obligando a la
apertura y privatización por distintas vías, como los
contratos BOT
(construcción, operación y transferencia, como el caso
del cuestionado proyecto
La Joya de la empresa Unión Fenosa en Tucurrique-Cartago).
El Pacuare nos convoca a dialogar sobre los
derechos de los pueblos
Hace casi una
década que hemos insistido en el tema energético como
debate colectivo nacional y no como tema de técnicos y expertos
del ICE, que excluye
a organizaciones civiles y por supuesto a las comunidades.
A pesar de las limitaciones impuestas y
desprecio por las poblaciones,
en muchos proyectos de represas las organizaciones y comunidades hemos
desarrollado procesos con resultados distintos, como el plebiscito de
Pacuare y
su retiro temporal, el condicionamiento, negociación y traslado
de obras y el
Plan de manejo de la cuenca en el caso del PHPirrís, la posposición de Savegre (ahora lo
impulsan en el mismo paquete
del Pacuare, “trabajando” y “convenciendo” a las comunidades como se
dice en el
ICE), el cambio de Boruca por Diquís que no es una
solución sino un traslado
geográfico del problema, las evidencias de carencias del plan de manejo de
la cuenca
Reventazón en el caso de Angostura, la explotación
desmedida de la gran cuenca
Sarapiquí, y muchos casos más, incluidos los daños
de proyectos privados. Lo que estos
procesos nos han permitido
confirmar, es, en primer lugar, las mayores desigualdades pensables de
participación, pero además, que las comunidades pueden y
deben participar
directa y plenamente en los procesos de proyectos, pues son las
principales
afectadas. Es evidente que tanto el ICE
como los generadores privados tratan de rehuir el debate sobre modelo
energético e hidroelectricidad, pues eso limita sus planes de
expansión
energética y particularmente hidroeléctrica, a la que,
contrario a todas las
pruebas técnicas en todo el planeta, siguen calificando como limpia
y renovable. Su casi exclusivo
argumento es que la demanda interna crece a un 5.4% anual y que eso
obliga a
represar prácticamente todos los ríos del país.
Un PH en el Pacuare
significa la posible destrucción de una de las principales
reservas de
biodiversidad del país –y de la región mesoamericana-, y
de un espacio de vida
de la cultura indígena nacional, con lo cual se violaría
el Convenio
169 de la Organización internacional del trabajo.
No menos relevantes
serán
los impactos negativos en las comunidades que, al igual que en la
mayoría de
las represas nacionales y en el mundo, jamás son compensados con
los beneficios
temporales de empleo y algunas obras realizadas en los pueblos, que son
inversiones menores y siempre favorables a los PHs.
La
tarea de defensa del Pacuare con las comunidades se sustenta en la
defensa de la vida y del río y su cuenca como reserva de
naturaleza, lo cual se
fundamenta en criterios ecológicos y sociales
expresados por nuestras organizaciones y
refrendados por la
Setena.
Esa defensa
está legitimada en los derechos ciudadanos expresados en las
urnas como ejercicio de ciudadanía responsable.
Responde además a la urgente necesidad de permitir
y asegurar que
los pueblos involucrados no sean simples objetos intervenidos, sino que
tengan
un grado real de participación en todo el proceso de decisiones,
lo cual, se
supone, es parte consustancial del desarrollo sustentable.
Por esta razón, además de defender los
resultados
de la consulta democrática, seguiremos exigiendo al ICE que
cumpla con entregar
a las comunidades información a tiempo y completa.
El hecho de que los pueblos afectados se enteraran por la
prensa
de la bula gubernamental de construir el PHPacuare, confirma que
oficialmente no
se respetan las decisiones de las comunidades y que ni siquiera se las
considera
interlocutoras. Se trata simplemente de
sojuzgar.
Exiguo favor le
harán el gobierno de los Arias, el ICE y algún jornalero
del ambiente local, al país y la democracia, forzando la
construcción de una
represa con todo un historial de comprobadas fallas técnicas y
violaciones a la
legislación ambiental nacional y de los derechos de las
comunidades. Un probable decreto o dictado
de “interés
nacional” lejos de resolver las contradicciones más bien
confirmará la
imposición y violación de decisiones democráticas.
La diferencia esencial entre
imposición de una hidroeléctrica y un
proceso de diálogo, información completa e
inclusión social, que permita a las
comunidades prepararse para negociar en buena condición con el
ICE, retomará
ahora mucha más fuerza, toda vez que las comunidades
reforzaremos la decisión
contra el PHPacuare del plebiscito que fue legalmente reconocido y
ejecutado
bajo las reglas del Tribunal supremo de elecciones.
Ya
las comunidades hemos demostrado tener capacidades colectivas de
organización, movilización y de propuesta, para negociar,
y no simplemente
recibir los PHs como imposición política y técnica. Si la participación ciudadana
es consustancial a un modelo de desarrollo integral y sustentable, no
se pueden
desconocer ni irrespetar la voluntad y los derechos comunitarios tan
claramente
expresados en el plebiscito del 28 de agosto de 2005.