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La
historia de Zacate Grande
La Penisula de Zacate Grande comprende 10 comunidades,
con aproximadamente 7000 habitantes, que viven allí desde
hace unos ochenta años. La mayoría llegó en 1954,
cuando la isla estaba despoblada. “Así como cuando Dios creó
el mundo”, nos relata uno de los pobladores. Los pobladores tienen una
posesión natural sobre la isla, pero no tienen documentación
legal. En 1969 se construyó una carretera que unió la isla
con tierra firme, y a partir de entonces ese pedazo de paraíso comenzó
a ser apetecido por las familias más ricas.
Varios capitalistas nacionales, vinculados
a los negocios con el estado y las exportaciones de camarón,
se asentaron en la península como el sitio idóneo para la
construcción de pomposas mansiones de veraneo y de control de la
industria camaronera que fueron extendiendo en las zonas aledañas.
A este grupo de nuevos ricos, se les conoce desde entonces como el Club
de Coyolito, incluso el mismo expresidente Callejas y otros funcionarios
del estado construyeron casas de descanso en la zona.
Estos capitalistas obtuvieron tierra en la zona en muchos casos por compra a precios irresistibles por sus altos montos, ya que el cambio de dólar a moneda nacional favorecía a los inversionistas. Sin embargo en la mayoría de los casos, las compras se efectuaron en base de directas o veladas amenazas contra los propietarios originales. En la medida que aumento el acaparamiento, muchas familias tuvieron que vender en virtud de que quedaban aisladas, en medio de las nuevas propiedades.Entre los principales acaparadores de tierras en la península, se identifica a Miguel Facussé, prominente inversionista nacional con empresas agroindustriales en diferentes países de Centro América y El Caribe. La tierra originalmente se ha considerado de carácter nacional, aunque existe un antiguo litigio por su posesión por herederos de Terencio Sierra, quien ocupó la presidencia de la república en los primeros años del siglo anterior. Los títulos que presentan estos herederos no han podido ser comprobados fehacientemente, puesto que se supone como dueño de todas las islas al señor Sierra, pero sus hijos eran nacidos en la hermana república de Nicaragua, lo que les impedía heredar, en virtud, que conforme a la constitución de 1906, solo hondureños por nacimiento podían poseer tierras aledañas a las costas. Además las familias vienen ocupando las tierras desde hace más de noventa años, no solo cultivándolas, sino estableciendo poblaciones. En 1999 la situación de las 800 familias que en la isla vivían en diez comunidades resultaba ya desesperante. La presión del Club de Coyolito había ido creciendo hasta convertirse en una verdadera amenaza para las vidas de los pobladores. En ese año, y para enfrentar juntos la presión, los pobladores se organizaron en el Consejo de Desarrollo y Solidaridad (CODESOL), con el objetivo de luchar comunitariamente por convertir el derecho natural de la posesión en derecho legal y para protegerse de los “pasos de animal grande” que venían del Coyolito. Contaron con el respaldo del departamento jurídico de Cáritas de la Diócesis de Choluteca y de otros grupos solidarios de Choluteca y de Tegucigalpa. l |