CANTANDO LIBERTAD, TIERRA Y JUSTICIA A LO LARGO DE LA REPRESIÓN

Como explica Marcelino Miranda en el relato que sigue, las comunidades de Planes (también llamada simplemente Montaña Verde) y Vertientes, juntas Montaña Verde, han sufrido una represión casi constante por varios años.

Los terratenientes y ganaderos de la región trajeron su ganado a Montaña Verde cada año por unos 20 años, molestando a la población y arruinando los cultivos. Mandaron hombres armados para guardar el ganado, atropellando los derechos de las comunidades allí asentadas por unos 200 años. También talaron el bosque y establecieron un aserradero en el centro de la comunidad.

Hicieron una campaña para concientizar a la población sobre los daños causados por la deforestación, y lograron quitar el aserradero. En el 2000, lograron detener la entrada del ganado, con una acción en la entrada de la comunidad, sostenida por semanas por la comunidad con apoyo del COPINH, con la cual Montaña Verde está afiliada, y otras organizaciones fraternas. Así se detuvo las acciones destructivas que formaban parte de la estrategia de los terratenientes para quitar a la gente del territorio.
Es de hacer notar que las familias interesadas en las tierras de Montaña Verde tienen la manera de actuar. Son terratenientes poderosos que forman parte del élite de Honduras. La familia Calix Urtecho, por ejemplo, que ha sido la fuerza que más ha causado problemas en la región, tiene conexiones políticas y militares. El ex-Capitán Mario Calix Urtecho, que murió hace unos dos años, también era un de los máximos líderes del Partido Nacional durante los años 1980s. Un de sus hijos es abogado, notario, y actualmente es diputado en el Congreso Nacional, por el mismo Partido Nacional que está en el poder. Otros familiares incluyen un policía de alto rango, Wilfredo Urtecho Jeamborde, que estuvo al mando de un operativo de desalojo en los 1990s en la región de Guaymas, Yoro, en el cual fueron torturados y asesinados unos campesinos. Tanto Wilfredo Urtecho Jeamborde como Mario Calix Urtecho recibieron cursos de entrenamiento en la Escuela de las Américas, mejor conocida como la Escuela de los Asesinos.

Así que la lucha comunitaria de Montaña Verde en defensa de su territorio comunal y los recursos naturales ha tenido repercusiones fuertes. Al mismo tiempo que crecía la organización comunitaria en contra de esos atropellos, crecía también la represión en contra de las comunidades, sobretodo en contra de los líderes indígenas de las comunidades. Desde el 2000 viene una campaña represiva de ahogar a los líderes del Consejo Comunal Indígena con procesos legales, empleando falsos testigos y manipulando a los jueces, fiscales y otras autoridades. Hasta la fecha, los cargos incluidos incluyen: usurpación de tierra, robo y daños, amenazas, hurto de ganado mayor, lesiones, asesinato e incluso atentado contra el Estado. Hay que destacar que los acusados han sido siempre miembros del Consejo Comunal Indígena de Montaña Verde, legalmente reconocido con Personería Jurídica, y otros reconocidos líderes de las comunidades de Vertientes y Planes.

En el 2000, arrestaron a Marcelino Miranda y su hermano Secundino Miranda, por el cargo de usurpación de tierra, en perjuicio de Demetrio Benítez, que salió de la comunidad y trabaja por la familia Calix Urtecho, siendo acusador y testigo en varios procesos legales. Por medio de una constancia de la organización, se logró liberarlos de la cárcel después de unas pocas noches, y posteriormente se cerró el caso por haber pasado dos años sin actividad.

Alrededor de este tiempo, empezaron las acusaciones en contra de varios miembros del Consejo Indígena. En febrero del 2001, Felipe Bejerano, Vice Presidente del Consejo, fue detenido cuando andaba en Gracias para hacer trámites en la Dirección Departamental de Educación, porque durante varios años la escuela en su comunidad quedó cerrada por falta de maestro. En febrero del 2002, un operativo de policías y civiles armados entró en la comunidad de Vertientes en horas de la noche. Entraron sin orden de allanamiento en la casa de Luis Benítez, otro directivo del Consejo, para arrestarle, dándole unos golpes cuando pido permiso para vestirse. En la misma noche arrestaron a Santos Benítez, un autoridad comunitaria, por acusaciones de amenazas y allanamiento de morada, y pasaron por la casa de otro dirigente comunitario, amenazándo a muerte a él y su familia, mientras golpeando la ventana y la puerta.

Santos logró su libertad bajo fianza, pero Felipe y Luis permanecieron presos, acusados de Robo y Daños, hasta en abril del 2003, cuando al final fueron liberados, por falta de evidencia. Felipe había estado preso por más de dos años, y Luis por unos 14 meses. Mientras estaban presos, siguió la lucha de Montaña Verde por el reconocimiento de sus derechos a la tierra, y en el 2001 la comunidad de Vertientes recibió el título comunal a las tierras de la comunidad, en nombre del Consejo Comunal Indígena de Montaña Verde. Así que desde entonces la campaña de represión se enfocó en perseguir los líderes de la comunidad de Planes, donde aún no han recibido el título comunal tantas veces prometido.

El 8 enero, a casi la medianoche, llegó un operativo estilo militar de 28 efectivos, entre policía nacional, agentes Cobras (fuerzas especiales), y también con civiles armados, incluyendo a unos de los acusadores y testigos en los casos contra los dirigentes del Consejo. Se dividió en dos grupos, un de los cuales fue a disparar contra la Casa Comunal, donde se reunían el Consejo y donde a veces durmía los dirigentes por miedo de ataques contra sus casas por la noche. El otro grupo procedió hacia la casa de habitación de Marcelino Miranda, Coordinador de Asuntos Legales del Consejo, donde estaba durmiendo junto a su familia. Sin anunciar que eran autoridades, ni presentar ningún documento, el grupo rompió la puerta y sacaron a Marcelino, golpeándole y dándole patadas, insultándole a él y a sus familiares, dentro de los cuales habían una bebé y niños chiquitos, quienes quedaron completamente traumatizados.

Ya fuera de la casa le siguieron torturándole con golpes y patadas, amenazándole a muerte. No dejaron acercar a los demás habitantes que habían venido para investigar los tiros que escucharon, más bien, siguieron los disparos por todos lados. Otro grupo se había ido a la casa de Leonardo y Eleuterio Miranda, ambos hermanos de Marcelino y destacados dirigentes en la comunidad. Hicieron numerosos disparos contra la casa, e incluso lanzaron una bomba de gaz lacrimógena al dentro. La familia se quedaba aterrorizada al dentro, aunque amenazaron con matarlos todos. Poco a poco, todos fueron saliendo, menos Leonardo, a quien las autoridades estaban buscando, sin nigún orden de captura ni allanamiento. Los demás miembros de la familia fueron obligados a tirarse en un charco, aguantando el frío a punta de armas, hasta que salió Leonardo a las 6am, como la ley lo estipula. Al salir con sus manos arriba, y aun después que se le puso las esposas, fue golpeado fuertemente por los agentes del Estado, incluyendo a agentes de la DGIC.

En todo el camino de la comunidad hasta Potrerillos, siguieron golpeándoles, primero bajando a Marcelino y luego a Leonardo. Marcelino fue obligado a cargar unos fusiles amarrados en su cuello, y sumergieron la cabeza de Leonardo repetidas veces en una quebrada, hasta medio ahogarse. También durante el trayecto en carro hacia Gracias, fueron torturados – les apagaron cigarrillos en sus caras y orejas, y los golpearon. También ya en la celda en la sede de la Policía Nacional, entraron unos agentes policiales para golpearlos. Fueron remitidos al hospital, donde Leonardo, que entró inconsciente, tuvo que quedarse recuperando, y donde llegaron agentes de la Investigación Interna de la Policía para presionar que la enfermera los sacara o almenos para que los quitara el suero. También en abril del 2003, fueron torturados por dos agentes Cobras que habían participado en el operativo de enero, y quienes los sacaron para torturarlos durante un registro en el Centro Penal. En junio entraron los mismos agentes de los Asuntos Internos de la Policía, amenazando a Leonardo y colocando una pistola en su cabeza para que firmara unos documentos blancos, lo cual negó hacer.

A lo largo de los procesos, ha persistido una fuerte manipulación de las cortes, con la implicación de diversas autoridades, y numerosas violaciones al derecho al debido proceso. Desde no reconocer testimonios y no notificar a la defensa, hasta llamar a los medios de comunicación durante un operativo de reconstrucción de los hechos, para publicar la falsa información que el Juez y unos agentes policiales habían desaparecido en la comunidad, la cual se pinta como nido de terroristas y delincuentes para justificar la represión en su contra.

Actualmente, a un año y medio de su detención violenta e ilegal, Marcelino y Leonardo enfrentan una sentencia de 25 años por asesinato, la cual recién fue ratificada por la Corte de Apelaciones en Santa Rosa de Copán, aunque el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), junto con la comunidad de Montaña Verde y otros, han realizado una lucha sin descanso para lograr la libertad, la tierra, y la justicia, que tanto se les debe a Montaña Verde y sus líderes indígenas y comunitarios.


Se necesita urgentemente apoyo de todo tipo para este caso.
Favor mandar sus mensajes de preocupación, exigiendo libertad y justicia para los compañeros de Montaña Verde, a la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Cecilia Villeda Morales, fax: (504) 233-67-84 o 233-79-21.

También se necesita de manera URGENTE apoyo económico para los compañeros presos, sus familias, su defensa, etc.
PARA MAYOR INFORMACIÓN O PARA MANDAR APOYO PARA EL CASO DE MONTAÑA VERDE, FAVOR CONTACTAR:

Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)
Barrio Lempira, Intibucá, Intibucá, Honduras, telefax: (504) 783-08-17

copinhonduras@yahoo.es
agosto 2004